Un humedal escondido a la vista: La Laguna de las Carrizas
No recuerdo bien cuando sería la primera vez que me acerqué a un humedal. Muchos recuerdos parecen mezclarse y agitarse cuando pienso en estos lugares. Todos son distintos a excepción de algunos detalles como el agua, las numerosas bandadas de aves, el revoloteo de insectos y la vegetación emergiendo o creciendo en las orillas. Supongo que por eso, cuando supe que a escasos 5 km de mi casa había uno que no conocía, acudí lo más rápido posible a conocerlo.
A espaldas del municipio de San Andrés del Rabanedo, y prácticamente desconocida se encuentra un lugar de incalculable valor. La laguna, cubierta de vegetación ligada a este tipo de ambiente, hace que gane por derecho propio el nombre de la Laguna de las Carrizas. Este espacio supone un tesoro en el que la diversidad de flora y fauna es omnipresente.
Laguna de las Carrizas |
La historia reciente de este humedal es convulsa. Hace pocos años esta laguna estuvo en riesgo de desaparecer al ser declarada terreno urbanizable. Tras las elecciones y algunas acciones y protestas, la laguna se convirtió en zona protegida y campo de promesas. A día de hoy, tras pasar el cartel que indica sin mucha exactitud su localización, podemos encontrarnos con un maravilloso humedal sepultado bajo el olvido y la falta de valoración de lo propio. Si uno pasea por sus márgenes puede percibir cierto desdén en la conservación del lugar al ver cajas de cervezas, escombros y basuras variadas que nos indican poco esfuerzo en la puesta en valor de este sitio. Además, si se acude en verano, es frecuente cierto aroma a huevos podridos (debido seguramente a un ambiente anaeróbico) que nos indica de manera inequívoca, una calidad del agua como poco mejorable.
Puede ser que a esta situación se haya llegado quizás por lo mucho que se la desconoce. Hace años, cuando hablabas con algún lugareño de este humedal, casi nadie sabía de su existencia. Aunque achacar esto sólo a su falta de conocimiento creo que sería bastante ingenuo por mi parte.
De mayor peso, al menos en mi opinión, es el desconocimiento de la importancia que tienen los humedales. Estos ecosistemas son enormemente productivos, es decir, fijan grandes cantidades de CO2 y las retienen en forma de materia orgánica durante mucho tiempo. Esto es de una importancia capital en la lucha contra el cambio climático. Además son refugios para la biodiversidad en el que muchas especies encuentran en estos ambientes su hábitat o requieren estos lugares como sitios donde alimentarse o reproducirse. Por si fuera poco, los humedales han supuesto de manera histórica una reserva de agua y, si tenemos en cuenta la presa del Bernesga que está relacionada con la laguna, posee una importancia histórica para el municipio. Por si esto no fuera suficiente, son paisajes dignos de contemplación. Lugares donde el agua, la vida y la tierra se juntan ofreciendo un espectáculo de luces, colores, formas y sonidos. Basta sólo con acercarse a él y disfrutar en silencio de lo que el paisaje nos ofrece sin tener ninguna intención de hacerlo. Evidentemente, es una zona con potencial interés turístico.
La conservación de este lugar no es sólo una cuestión política si no también de voluntad popular. Por eso a quién me lea simplemente le pido que visite este lugar y vea con los ojos lo que es, y con la mente lo que debería ser si estuviera correctamente conservada. Le pido, simplemente, que esté orgulloso de poder tener un tesoro como ese tan cerca y que nos esforcemos porque el tesoro lo pueda disfrutar por lo menos, otra generación.
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