El Principito, Ecosistemas y Microorganismos
Antoine de Saint-Exupéry, además de ser el notable autor de “El Principito” fue un piloto que recorría la costa argentina desde Buenos Aires hasta Comodoro Rivadavia. Desde su vista privilegiada, donde las aves gobiernan y los seres humanos somos simples invitados, podría distinguir fácilmente el Cerro Chenque, Puerto Pirámides, la península de Valdés o, como cuentan por aquellos lugares, la isla de los pájaros que inspiraría su dibujo sobre la boa y el elefante. Sería capaz de ver a lo lejos una inmensa estepa árida Patagónica, barrida por el fuerte viento, que chocaría abruptamente con el mar en un lado y con la precordillera en el otro.
Isla de los Pájaros., Península de Valdés, Argentina El parecido me parece más que razonable. |
Lo que sería difícil que pudiera llegar a ver son los animales y plantas que pueblan esa región árida del planeta continuando con su vida. De ninguna manera podría haber visto a una mara pastar, a un guanaco huir de un puma o al zorro corretear nervioso patrullando esa meseta. Le sería complicado ver a las ballenas francas australes exhalar con potencia, tras su inmersión o sus espectaculares saltos que recuerdan a un baile con las olas y el sol.
Al igual que el piloto y escritor, cuando paseas pasa lo mismo. Normalmente puedes ver algunas relaciones que se dan en los ecosistemas. Puedes ver, si paseas por la ciudad, a algunos seres humanos comer algo en las veraniegas terrazas. También es posible que veas a hormigas formando una hilera y llevándose restos a su hormiguero, o quizás algún gorrión que picotea por el suelo algunas migas de pan, que provienen de la rica tapa que te han servido, mientras te relajas en una agradable conversación. Siendo la ciudad un ecosistema más, al igual que cualquier otro, en realidad no puedes ver todas las relaciones que existen entre todos los elementos del ecosistema.
El primer motivo es que las relaciones no son algo físico. No es algo que puedas coger, mirar o tocar. El segundo motivo es que no puedes ver la mayor parte de los elementos del sistema y mucho menos la relación que guardan. Es más, tampoco puedes definir claramente los límites de ese sistema dificultando la decisión de qué especies incluir y cuales no. La complicada red de relaciones que tienen los seres vivos hace muy difícil saber de cuantas especies depende otra en un ecosistema concreto y además, es frecuente que las funciones que realizan también sean realizadas por otras. Por eso, resulta útil separar a los organismos en grupos funcionales agrupando a los organismos por el papel que desempeñan en el ecosistema. Un ejemplo simple sería hervíboros, aunque esto nos lleve necesariamente a una pérdida de información y obtengamos un modelo que no se va a corresponder exactamente con la realidad, sino que será una aproximación. Y para terminar de rematar la dificultad, la mayor parte del ecosistema es invisible para nosotros.
Los microorganismos es cierto que pueden causar enfermedades y esto es ya una relación ecológica. Estos seres vivos nos parasitan y viven con nosotros, pero como consecuencia de la infección nos causan un perjuicio. Sin embargo, la mayor parte de los microorganismos no causan enfermedades. Ellos, en un sentido amplio, son encargados de reciclar nutrientes, manteniendo la fertilidad del suelo. También secretan antibióticos, que a parte de su uso terapéutico, les sirven para poder controlar otras poblaciones microbianas y crecer, lo que también es una relación ecológica. Muchos viven en simbiosis contigo aportándote beneficios que día a día se están investigando, y, además, degradan un montón de compuestos orgánicos que de lo contrario se acumularían. No hay cosa de las dichas aquí que no sea una relación ecológica y que defina de forma crucial al propio ecosistema. Sin los microorganismos, simplemente, nuestra vida no sería posible.
Quizás, lo más importante sea que estas dificultades tienen siempre que ser abordadas desde un punto de vista analítico y científico porque la experiencia cotidiana tuya y mía, sin recurrir a herramientas especializadas, nos lleve a perder mucha información. En este momento quiere venirme a la cabeza unas palabras que un zorro le dijo al Principito: “Lo esencial es invisible a los ojos”.
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