La Trucha y León
Río Cea a su paso por Morgovejo |
Cartel de 2017 de la muestra de gallo de pluma y mosca artificial http://feriadelapluma.com/ |
En su día, todos estos ríos eran buenos ríos trucheros y los pescadores leoneses se sentían especialmente atraídos por este salmónido peleón y saltarín. Los ríos de León han albergado siempre trucha y esto ha supuesto un factor crucial en el desarrollo cultural leonés. Con tantos kilómetros de ribera como tiene esta tierra, no es de extrañar que el río fuera en su día un recurso del que poder alimentarse y prueba de ello puede ser la gastronomía, como la sopa de trucha del Órbigo, la cría de gallos de pluma y por supuesto, las moscas leonesas. Todo ello enfocado a la pesca y en León, la pesca es siempre sinónimo de trucha.
Pero si se habla con los pescadores, se verá una generalizada decepción ya que muchos han abandonado su ritual y entre sus comentarios es frecuente escuchar: "Ya no hay truchas". Personalmente no suelo prestar mucha atención a esta clase de comentarios, pero de tan repetidos que son me dispuse a investigar la situación de este pez tan familiar.
Resulta que las poblaciones autóctonas de trucha ha menguado hasta un 20% llegándose a considerar en España una especie vulnerable.
La trucha (Salmo trutta) es una especie que vive en aguas frías y rápidas. Además, para desovar, necesita lugares poco profundos con gran cantidad de intesticios, muy abundantes en ríos de montaña. Estas condiciones necesarias para la continuidad de las poblaciones se han visto alteradas en León, especialmente por las obras hidráulicas. Estoy seguro de que cualquier leonés que lea esto le vendrá a la cabeza la tragedia de Riaño, y se dará cuenta de la enorme cantidad de pantanos que tenemos, pero la cosa no son sólo pantanos.
La CHD está enfrascada en un proyecto desde hace unos años para mejorar la conectividad longitudinal de los ríos. Este término tan rimbombante significa eliminar obstáculos en el camino del río. En el 2011 existían en la provincia más de 760 obstáculos, principalmente azudes de los cuales 400 no tenían ninguna utilidad. Estas zonas de aguas lentas y más profundas no son aptas con el paso del tiempo para la freza de la trucha. Al tener semejante dimensión el problema, y unirse esto a las grandes obras hidráulicas, nos encontramos con que el número de frezaderos disponibles disminuye muchísimo. A este factor de amenaza le podemos añadir además la contaminación orgánica por vertidos urbanos, la pesca sobre poblaciones ya debilitadas y la depredación por parte de una especie invasora: el lucio (Esox lucius). Por si todo lo anterior fuera poco, algunos individuos procedentes de otras poblaciones están mezclándose con los ejemplares locales.
La trucha fue un recurso determinante en nuestra cultura y, curiosamente, las heridas que tanto daño nos hacen como son los pantanos que inundaron y aniquilaron nuestros pueblos, o el abandono y olvido de nuestros ríos permitiendo verter aguas sin depurar, o el propio cambio climático dañan también sus poblaciones. Da la impresión de que el destino de leoneses y truchas están ligados. Tengo la loca idea ahora, de que quizás lo que nos ligue sea que somos una cultura de ribera por muy de montaña que sea uno. Los ríos nos proporcionan agua y alimento, nos refrescan en verano y nos relajan en nuestros paseos. Cuidemos nuestros ríos porque ellos son las venas que irrigan nuestra forma de ser.
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